lunes, 23 de junio de 2014

Entrañas del Destructor

IV
 (Fragmento de un poema épico que estoy construyendo)



El reinado mortal como agujero existe;
la ventura atraganta, el progreso complica.
Pasarelas, caudales; un gran sendero triste,
desenvuelven desgracias, y orfandad justifica
el fracaso, el defraude… Fatalidad desviste,
con caídas cobija y humanos mastica.
Este lugar enorme juntar lo tremebundo
peor se ve al hoyo del prístino inframundo.

Por sus bordes secretos gimiendo se arrodillan
los millones de anzuelos al consuelo banal;
se suprimen, se incrustan; parásitos se humillan
mientras ruegan un bálsamo a su guerra irreal.
A mi empresa imprecisa blasfemias trastabillan;
las promulgan, promueven triturando al triunfal.
Aquí no permanece la virtud de la tierra,
aquí todo es pavor para el alma que yerra.

La demencia y la ira, aquí son un emblema,
aquí vibra tragedia con pálida y suprema
la molestia infinita del penetrante burlar.
Aquí puede el estigma de Satán perdurar.
La morada escabrosa Mefistófeles  muestra…
¡Desvalidos los cuerpos ven la orilla siniestra!

Querida, las honduras de este monstruo intuyera
de cólera y fastidio como insignias del mal…
Pavura, es poderosa, y ya tú mañanera
te pasas, distraída a estas fosas, plural.

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