Feliz mil veces quien da un abrazo fuerte,
pues tiene a quien brindarlo, así no le conozca.
Feliz absurdamente quien goza de esta suerte…
¡Ninguno abraza un trapo de ropa sucia y tosca!
Sumisos ante nubes que crean sus ensueños,
ilusos ante el cambio que esconden tras las sombras
demonios ingeniosos, astutos grandes dueños
de todo el poderío que tienes y no nombras,
¿tendrán placer alguno ardiendo ante esos leños,
serán felices? ¿por qué nunca te asombras?
Sentirás pesadumbre, amiga noble y justa…
Ni siquiera hasta entonces sabrás lo que te gusta.